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Los dos tipos de fracaso

Tenemos una tendencia natural a evaluar las cosas por su resultado final. Esto es lógico e intuitivo en la mayorí­a de los casos. Si cocinas una lasaña, si está rica será un éxito, si no será un fracaso. Lo que ocurre es que, en un plano más amplio, es falso.

La realidad es que esta lógica no es útil cuando hablamos de algo más complejo como las economí­as o los proyectos en internet. En ese caso los éxitos se sobrevaloran y los fracasos de infravaloran. Me gusta explicarlo con este ejemplo.

Supongamos que un amigo llega totalmente borracho a tu casa sin casi tenerse en pie. Te dice que ha venido conduciendo. Tú le dices que ha sido una muy mala decisión, pero su argumento es que la prueba de que no ha sido mala es que ha llegado sin tener un accidente.

Por suerte este ejemplo lo entiende todo el mundo. Las decisiones son buenas o malas en función de la información que tenemos en el momento de tomarlas y en función del riesgo que asumimos. No es buena idea conducir borracho aunque finalmente no nos pase nada. De la misma forma, sí­ es buena idea fracasar en un proyecto personal o empresarial si ese fracaso no tiene grandes consecuencias, cuando el beneficio posible es muy grande. No creo que los paí­ses latinos estemos preparados culturalmente para asumir esto, y es un gran problema.

Entornos donde el fracaso es necesario

Este problema se multiplica cuando lo aplicamos a proyectos de internet. Por ejemplo, Civeta es una empresa de inversión que fundamos con la premisa de que los proyectos interesantes tienen un 90% de posibilidad de fracasar, por tanto era necesario crear un instrumento para inversión colectiva que permitiese diversificar ese riesgo. Paul Graham, de Y Combinator (uno de los mayores fondos de inversión en startups de internet) define su actividad como la crí­a de cisnes negros.

Este miércoles vamos a lanzar un proyecto en fase de beta simplemente para comprobar si conseguimos hacerlo funcionar o no. la posibilidad de fracaso es alta. Pero el hacerlo es una buena decisión independientemente del resultado.

Una buena decisión es la que cumple esta expresión:

Probabilidad de éxito > Beneficio en caso de éxito > Coste de intentarlo fracasando

Entonces, ¿qué es el mal fracaso?

El fracaso malo es aquel que, o bien no cumple esa regla (porque la probabilidad sea baja, porque el beneficio sea bajo, o porque el coste de intentarlo sea alto), o bien porque el coste de intentarlo sea mayor del que podemos asumir en caso de fracaso. En el primer caso ha tomado una mala decisión, en el segundo es un irresponsable, independientemente de que le haya salido bien o no.

Antes de felicitar a alguien por su éxito o de pensar que ha fracasado, mira la foto completa.

Y si lo quieres resumir en menos de 140 caracteres:


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La ley más infame de la historia de internet, explicada paso a paso

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Hoy se ha aprobado en el Congreso la reforma de la Ley de Propiedad Intelectual, que incluye la aprobación del llamado canon AEDE o tasa Google. La ley más infame de la historia de internet, un nombre de Gurusblog que lo resume perfectamente.

A efectos prácticos a mí­ esta ley no me afecta ni para bien ni para mal, pero me duele que el Gobierno apruebe una ley injusta y absurda con el único fin de subvencionar a periódicos como El Paí­s o El Mundo para tenerlos contentos, a costa de aprobar un canon que saldrá de empresas que en el fondo están haciendo una trabajo a favor de la información libre mucho mayor que esos periódicos.

Por supuesto no se podrá leer esto en los medios que van a recibir el soborno, por tanto me parece una buena idea explicarlo desde el principio y de una forma sencilla: Continue Reading →

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De ideas e ilusiones

El mal camino

Esta mañana escuchaba en la radio a una persona de una asociación de empresarios hablando del emprendimiento para salir de la crisis.

El mensaje era el siguiente: lo importante de emprender es tener una buena idea y creer en ella. Lo difí­cil es conseguir financiación.

No puedo imaginarme un más erróneo. Cuando tenemos una idea, siempre nos parece brillante y viable. Incluso a los que ya hemos tenido muchas ideas que sabemos que no eran tan buenas como parecí­an. Mucha gente se queja de no tener memoria, pero no he conocido a nadie que se queje de no tener criterio. Es un defecto, o quizás una virtud, propio de los humanos: creer en nuestras ideas. Continue Reading →

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Los siete pecados de los medios

La época posterior a la burbuja puntocom fue un tiempo de ilusión, en el que muchos pensábamos que el panorama de medios de comunicación iba a cambiar radicalmente en sus dos facetas: modelo de negocio y pieza de la sociedad. Y así­ fue, el cambio de hábitos de consumo de información derivó en la “crisis del papel”, ya crisis económica hizo que el papel ardiese más rápido.

Pero el cambio no fue tal y como algunos pensamos que serí­a. En general ha sido muy positivo, pero los medios actuales han heredado la mayorí­a de problemas de sus antecesores, y han creado otros. Lectores, medios y anunciantes han mordido diversas manzanas prohibidas. Continue Reading →

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Ya no existen cosas normales ni de lujo, todo es premium

Por si alguien dudaba de que “premium” es la palabra de moda (estúpida moda) en los últimos años, traigo el ejemplo definitivo. El café en los aviones de Iberia es de la marca Saile & Sabga, un café soluble con el más elegante packaging que he visto. “Connoisseur La Champagne, 1901”, reza en su etiqueta.

Pues bien, es todaví­a peor que el peor café de la peor sala de espera de hospital que uno pueda imaginar. Pero parece parece que funciona: hay quien dice que le gusta. Se une a la lista de cosas que, aun siendo como han sido siempre, ahora son premium.

La ginebra es otro ejemplo paradigmático. Cartel plastificado en Cómic Sans, pegajoso por la grasa de los calamares, que anuncia ginebras premium. Es decir, cualquiera menos Larios. Continue Reading →